Todo lo que deben conocer sobre el matrimonio igualitario en Uruguay
El matrimonio igualitario en Uruguay fue una de las grandes conquistas de la sociedad en el avance de derechos de inclusión. Conseguido en el año 2013, es la muestra de que para el amor no existen barreras de ningún tipo.
El matrimonio igualitario en Uruguay fue una de las grandes conquistas de la sociedad en el avance de derechos de inclusión. Conseguido en el año 2013, es la muestra de que para el amor no existen barreras de ningún tipo.
El matrimonio igualitario vino a ser el broche de oro de una larga lucha dada por el colectivo LGTB. Tras la sanción conseguida en el Congreso uruguayo, las parejas formadas por personas del mismo sexo pudieron, como cualquier otra, unirse en matrimonio, con todas las consideraciones legales que eso implica. Uruguay fue el segundo país en Latinoamérica en conseguir este derecho, después de que Argentina lo hiciera en 2010.
- Qué implica el matrimonio igualitario para la ley
- Uruguay y Argentina, pioneros en la región
- Requisitos para acceder el matrimonio igualitario en Uruguay
- Otros derechos que avala la nueva ley
Qué implica el matrimonio igualitario para la ley
El marco legal dado por el Código Civil establece que cualquier pareja puede acceder al derecho del matrimonio, siempre y cuando cumpla con las condiciones establecidas por la ley. En el caso de Uruguay, no fue necesario reformar la Constitución, dado que ésta no establece una distinción al utilizar el término de “familia” en su artículo 40.
La autorización de la unión concubinaria ya estaba determinada por la ley 18.246, y se le agregó, tras el debate en el Congreso, la ley 19.075 que permite el casamiento entre personas del mismo sexo. De esa manera, iguala a las parejas homosexuales con las heterosexuales en materia de derechos conyugales.
Uruguay y Argentina, pioneros en la región
Dentro de América del Sur, los primeros países que han logrado consagrar este derecho son Uruguay y Argentina (que lo consiguió en el año 2010). De esa manera, se convirtieron en los dos primeros países latinoamericanos en permitir a las personas del mismo sexo y género poder casarse y acceder, sobre todo, a los derechos que tenían las parejas heterosexuales, como adoptar, compartir bienes, acceder a beneficios sociales, etc.
La Corte Interamericana de Derechos obliga a los países latinoamericanos a garantizar las uniones civiles, considerándolo como un derecho fundamental, entendiendo que, de lo contrario, se incurre en discriminación.
Requisitos para acceder al matrimonio igualitario
Tal como la mayoría de los países de la región, los requisitos son: ser mayor de edad y contar con cuatro padrinos, también mayores de edad. De haber estado casados anteriormente, se debe contar con el acta de divorcio ya finalizado, ya que en el caso contrario, la persona todavía no puede contraer nuevamente matrimonio.
La nueva ley incorpora que se reconocen todas las identidades sexuales y de género, solo basta con que dos personas manifiesten su voluntad de casarse para poder hacerlo, teniendo en cuenta, claro, los requisitos anteriormente nombrados.
Otros derechos que avala la nueva ley
La buena noticia que incorpora la ley, además de ser un avance en materia de derechos humanos, es que las obligaciones y derechos para con los hijos que pudiesen surgir de la pareja son los mismos para ambos miembros del matrimonio, independientemente de quien los hubiese gestado, en el caso de que así haya sido.
También, y para poder incluir término más igualitario, se deja de hablar de “marido y mujer”, y se incorporan las expresiones de “contrayentes”, “esposos” o “progenitores”. Esto es un gran avance, porque no solo reconoce el matrimonio igualitario en sí mismo, sino que es respetuoso del autopercibimiento de cada uno de los miembros de la pareja.
El matrimonio igualitario ha sido una de las muestras más grandes de adquisición de derechos para lograr un país más justo. Que personas que han sido pareja por muchísimos años hayan podido casarse es la expresión de que el amor es lo único que importa a la hora de elegir una persona para compartir la vida. ¡Qué vivan todos los novios y novias!
