Elegante y con toques vintage: así fue el casamiento de Romina y Rodrigo
Rodrigo y Romina se casaron en un escenario idílico: un cerro rodeado de lagos y con vistas increíbles. Dieron el "Sí" delante de 400 invitados, poniéndole el sello definitivo a una historia llena de amor y compañerismo.
Romina y Rodrigo se conocieron en 2011, en su primer día de la facultad. Él estaba sentado detrás de ella, y no tardaron más de cinco minutos en empezar a charlar y conocerse. Desde ese día, empezó una historia con un final que nunca imaginaron cuando empezaron juntos la carrera.
Luego de un noviazgo de 6 años, en 2017, mientras estaban recorriendo Francia, llegó la propuesta. De marco, las espectaculares luces de la Torre Eiffel. Un fondo de película en el que decidieron que querían dar este paso en su relación. De vuelta en Uruguay, empezaron la planificación de su casamiento, con una idea muy clara desde el principio: querían una boda descontracturada, sin protocolos, relajada como ellos.
Empezaron mirando salones en Montevideo, pero enseguida se dieron cuenta de que querían que su boda fuera lejos de la ciudad. Así descubieron Las Vertientes, que tenía todo lo que buscaban: lagos, naturaleza y unas vistas inmejorables. La boda empezaba a tomar forma.
La ceremonia
Después de meses de planificación, fueron puliendo detalles hasta llegar a definir todos los aspectos del casamiento: la música, las mesas, el menú y los invitados (¡en la lista inicial tenían más de 500 personas!). El reportaje fotográfico estuvo a cargo de Focus in Life.
El casamiento civil fue una semana antes que la fiesta, y el día de la boda contaron con un oficiante que llevó adelante la ceremonia; lo recuerdan como un momento lleno de emotividad y con buenos toques de humor. También dieron un breve discurso dos amigos de la pareja, para terminar de dar al momento la cuota de risas, lágrimas y emoción que querían que todos compartieran.
Luego intercambiaron anillos. Estos tenían un componente especial: los habían comprado en un viaje que hicieron juntos meses atrás. Habían elegido diseños diferentes. El de ella, de oro rosa con incrustación de pequeños diamantes. El de él, de oro blanco, sencillo y delicado.
Al más puro estilo francés
El estilo elegido por la pareja fue el francés; un estilo bien elegante al que quisieron agregarle algunos toques vintage. Para la decoración mezclaron mesas con mantel y sillas rústicas con mesas sin mantel y sillas Tiffany. La mesa principal fue con sillas estilo Luis XV. Los colores elegidos para ambientar la boda fueron el rosa pálido y el plateado. ¡Elegancia pura!
Sus looks fueron totalmente en consonancia con la decoración elegida. Romina usó un vestido corte en A, con una falda muy fluída y que daba mucho movimiento a su look. La parte superior llevaba detalles de pedrería para dar ese toque glam que acompañó cada detalle de la boda. Rodrigo, por su parte, eligió un traje azul, sobrio y elegante. La tela de de su chaleco y moño fue a tono con el diseño de la tela del vestido de Romina, compartiendo así detalles de ambos estilismos.
Los detalles, los grandes protagonistas de la fiesta
La boda de esta pareja estuvo definida por una gran cantidad de detalles elegidos por ellos mismos. Desde el primer momento, quisieron sorprender a sus invitados. Lo hicieron enviando tarjetas virtuales, diseñadas por ellos mismos (ambos son informáticos), incluyendo el enlace a una web en la que compartieron información sobre el casamiento, opciones de hospedaje para quienes venían de lejos, y fotos con las que narraron su historia de amor.
En la fiesta, agasajaron a todos con un candy bar, un openbar con tragos frutales, una degustación de whiskys y cotillón temático sobre La Casa de Papel. Además, contaron con el show de un saxofonista que hizo música electrónica junto al DJ. Aseguran que en ese momento ¡explotó la pista!
Una luna de miel muy dulce
Para darle el broche de oro a su celebración, la pareja decidió irse de luna de miel a Maldivas. Allí, se alojaron en un bungalow sobre el agua, donde pasaron unos días de absoluto relax en un entorno paradisíaco. Para acortar los tiempos del traslado, hicieron una parada de tres días en Madrid donde aprovecharon para hacer compras y disfrutar de la deliciosa gastronomía española.
Desde que se conocieron se dieron cuenta que compartían gustos, intereses y pasatiempos. Él es más sensible y detallista, ella es perfeccionista y tiene como hobbie probar comida nueva. Se complementan a la perfección y juntos forman una pareja muy compañera. Hace poco decidieron mudarse a una casa cerca de la playa para llevar una vida más tranquila y disfrutar del tiempo juntos. ¡Nosotros solo podemos desearles que sean muy felices!